El mensaje de los niños

Los niños y jóvenes actuales son un reto para padres y educadores…

Vienen para abrir caminos y nos han elegido para que los ayudemos a ser entendidos y escuchados.
Cada palabra, silencio, acción de los niños contiene un mensaje y somos nosotros los que debemos abrirnos para descifrarlo.
Para ello necesitamos encontrar nuevos códigos, basados en un cambio de paradigma  en nuestra forma de sentir, de pensar, de hacer…

Todos los niños son portadores de un cambio,  a través de sus conductas ellos sacan a la luz todo lo que está oculto en lo más profundo de nuestra sombra.
Si sabemos aprovechar la oportunidad que nos traen, de su mano, podremos generar el cambio que estamos necesitando.
Tengamos el coraje de ocupar nuestro lugar de adultos y revisar cada una de nuestras creencias hasta encontrar una mirada nueva que nos vincule con  nuestros niños desde un lugar más vital y verdadero
Cada palabra, silencio, acción, de nuestros hijos y alumnos contiene un mensaje.
Somos nosotros quienes debemos abrirnos para descifrarlo.

Aprendamos a comunicarnos desde el corazón, sin encasillarlos, tratando de conocer y  respetar su individualidad.
Los niños y jóvenes  de hoy  requieren en su entorno la presencia de adultos emocionalmente estables y seguros. No pueden aceptar un sistema de sociedad que no esté basado en el amor. Estos niños creen en sí mismos. Representan un reto para sus padres y educadores. Exigen de nosotros una atención especial y nos piden salir de los esquemas tradicionales de esta sociedad.
Estos niños tienen una mayor capacidad para percibir y procesar información, lo que implica que los adultos que los rodean (tanto padres como educadores y terapeutas) deben aprender a manejar y canalizar estas habilidades, ya que muchas veces se considera como síntoma lo que es una característica.
Y por sobre todo tengamos el coraje de madurar, de ocupar nuestro lugar de adultos y revisar cada una de nuestras creencias hasta encontrar una mirada nueva que nos vincule con nuestros hijos desde un lugar más vital y verdadero.
Todo lo temido, negado o resistido por una generación aparece en las siguientes muchas veces potenciado.
Los niños nos dan la oportunidad de sanar nuestras heridas, ver nuestros errores y modificarnos, ya sea en el ámbito familiar, ya sea en el escolar y planetario.
También NOS MUESTRAN NUESTROS DONES, recursos y potenciales dormidos.
Si sabemos aprovechar la oportunidad que nos traen de su mano, podremos generar el cambio que estamos necesitando.
Muchas veces menospreciamos a los niños por su corta edad, como si la edad y la conciencia tuvieran una relación directa. Es cierto que quienes llegamos  antes a este mundo tenemos  más experiencia en el plano terrenal (en el mejor de los casos) pero esto no implica una mayor comprensión de las realidades más sutiles y multidimensionales que hacen a la experiencia del ser humano.
Los niños necesitan que los reconozcamos  y les demos un espacio para participar abiertamente en la transformación de las estructuras obsoletas que rigen en nuestra sociedad. Tienen mucho para aportar.
Mirémoslos, escuchémoslos y comprendamos su lenguaje. Ellos muestran con la acción, hablan con la imagen y sienten con el corazón.
Los niños de hoy tienen una serie de características que por chocar con la vieja estructura se consideran como problemáticas. Si podemos verlas a la luz de un nuevo paradigma, podremos considerarlas como las semillas y los potenciales que ellos traen para construir juntos una nueva sociedad.
Sólo necesitan que volvamos a conectar con quienes somos   para poder habilitarles una conexión real consigo mismos y su verdadera identidad.
Éste es el mayor gesto de amor que podemos brindarles, permitirles ser quienes son.
Es tiempo de acción… recordemos y pongámonos en marcha... hagámoslo juntos.

Sandra Aisenberg

A través de la Técnica de Decodificación de la Memoria Celular podemos  develar  qué mensaje  nos dan nuestros hijos  a través de sus  síntomas, comportamientos y  forma de relacionarse. (Falta de atención, falta de concentración, hiperactividad, dispersión, autismo, problemas de integración, agresividad, timidez, inestabilidad emocional, dificultades en la comunicación, enuresis, problemas escolares etc.)   
Que están espejando de nuestra propia historia, de nuestros  vínculos no resueltos con nuestros propios padres y  de las heridas de nuestro niño interior.  Al  hacernos cargo de nuestras propia sombra  ellos se liberan de una pesada carga recuperando  la posibilidad que puedan ocupar nuevos roles  dentro de la familia y en su propio entorno social.
Y así podremos generar un nuevo vínculo más amoroso y sincero entre ellos y nosotros

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